lunes, 8 de marzo de 2010

Impulso nervioso


Pero hay una fuerza extrañan que me impulsa a seguir. No puedo describir qué es. Una voz paciente, que sabe que caigo. Pero me ayuda a levantarme, Está tranquila, parece pensar que es normal. Que mire adelante. Que en mi camino se cruzará alguien.
Como su padre, Por lo que tuvo que sufrir. Despertar y ver a los suyos, mientras en su interior la sangre se agolpa y siente que se asfixia. Y su vista se nubla. Empieza a entornar los ojos, consciente de que será la última vez. Un revuelo recorre toda la sala. Escalofríos. Miedo. Su alma se va, dejando un poco de ella en cada uno. Y niños. E hijos, El amor dado, tiempo invertido. Esfuerzo. Pero todo compartido, caminando juntos. Explanada a veces, jungla caníbal en otras ocasiones. Y abre una herida. Y sangra a borbotones. Nadie lapara. Sueños rotos. Se esfuman. Como la blanca espuma de las olas. Muestra de la fragilidad humana. Y grandeza a la vez. Son sentimientos, escalofríos. Es el tiempo. ¿Qué es el tiempo? ¿Y la gente? No hay cosas que se vean. Al final todo se va. Pero hay sueños. Y hay que luchar por ellos, por todo. Ensanchar el camino. Imponerse a la brevedad de los días. A la fugacidad del tiempo. Quererse y querer. Quererse para poder querer. Avanzar, caer. Volver a rectificar. Ser uno. Unidad. Encontrar cosa nuevas. Abstenerse de la rutina. Sentir. Llorar. Porque es humano. Es bueno llorar. Y derramar lágrimas. Sentirse vivo. Emocionarse. Que por nuestro interior hay algo más que células. Transmitir. Enseñar. Marcar y dejar huella. Para cambiar el mundo. Para cambiar vidas. Porque uso mi mente como metralleta. Mente despierta, obervadora, ágil y frágil. Que siente. Y vuelve a llorar.
Cuánto darían porque él estuviese aquí. Volver a casa después del trabajo y encontrarse su sonrisa. Porque es mejor así. Sonrisas. Lágrimas. Todo en uno. El paso a una vida mejor. Esto es una aventura. Dicho paso es sólo el siguiente recodo del camino. No vemos más allá de él. Y eso nos asusta. Miedo. Que es humano. Miedo a perder. Miedo a ese último suspiro, último hálito, esperanza. Porque debe haber esperanza. Porque eso les enseñó él. Conectado a la vida. Acceso denegado. “No importa. Quiero que me veáis. Me duele mucho. El alma. El cuerpo. Pero quiero que me sintáis” Clamo al cielo.Sin respuesta. Estoy solo. Pues solo ando. Ahí. Aquí. Qué importa. Soy yo.
La locura. Creo que me invade, Es una línea fina, y no sé situarme,pero no me importa. Porque soy yo. Y más importante aún. Siento que soy yo. Es ver, que no mirar. Y poder sentir. No importa el recuerdo. El recuerdo es sentir. Por eso, vivir al máximo. Es poco. Que lo sea. Pero que también sea intenso. Como una droga. Adicto a la vida. Quién sabe si a los besos. Pero adicto a algo, que algo me mueva. Lágrimas de esperanza las que ahora derramo. Se exilian. Lágrimas fugitivas. No son culpables. Son sólo lágrimas. Extraño divagar. Extraño pensamiento. Sólo marca lo que es extraño. Andar y ver, ver por dónde se anda. No olvidar el objetivo. El objetivo e encontrar respuestas. Buscar, pues. Alma inquieta. Alma aventurera. Alma que no sabe qué le espera. Pero nos e inquieta y acepta. Da mucho a cambio de nada. Se abre fácilmente, aunque la dañen. Corre, y busca tu sitio. Siente la armonía que mueve al universo. El universo es tuyo. Alma, lágrimas, nervio y corazón. Mézclalo a tu antojo, pero mezcla. No hay receta. La receta está en ti. Si esquemas. Si los hay, rómpelos. Muerde. Orgullo.
Florece en invierno. Crece al borde de un abismo. Que desprende su aroma sin saber si alguien llegará a olerlo. Pero lo desprende. Le va la vida en ello. No conserva. Ni se reserva. Dice lo que siente. Y así no se arrepiente. Muere. Y cae. Pero aún vive.En la fragancia del aire, que impregna los sentidos. Me satura. Y vuelvo a sentir escalofríos. Es vivir. Sin rencor. Sin guardarse. Qué importa si más tarde tendré que irme. Lo ojos hablan, aprende a leerlos. Y recuerda la flor del precicipio. Guárdala. Y estarás vivo.

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